“Manuel, esta noche, por favor, no asistas al concierto. He tenido un sueño tan claro y real, en el cual te mataban”. Así le decía doña María Peralta de Araujo a su marido, el doctor Manuel Enrique Araujo, al levantarse en la mañana del 4 de febrero de 1913. No sabemos qué contestó el doctor Araujo, a la sazón Presidente de la República. Pero lo terrible fue, que aquella premonición se cumplió casi exactamente como lo soñara doña María.